Sombras nada más

 

La sombra de una nube. Compañía de danza David Señoran. Dirección general: David Señoran. En Aérea (Bartolomé Mitre 4272, CABA), domingos a las 20, hasta el 24 de octubre.


Un momento de "La sombra de una nube"

Foto: Adrián Maximiliano Arellano

Un grupo de refugiados peregrinan sin esperanza mientras un representante del “discurso del odio” lanza diatribas sobre el peligro de permitir su ingreso a los países desarrollados. Tal el resumen de “La sombra de una nube”, nueva obra de David Señoran, coreógrafo y creador de la Compañía que lleva su nombre desde hace más de diez años.

Nadie puede desconocer la gravedad de esta temática desgarradora por lo realista, que requiere un tratamiento muy cuidadoso para no caer en el amarillismo. Señoran carga las tintas solo sobre el rechazo de los destinos geográficos que deberían cobijar a este grupo de migrantes, poniendo un opinable acento irónico en el único personaje actuado. Hubiera sido muy interesante también denunciar las causas, el por qué de este fenómeno atroz, un punto generalmente silenciado por miedo o conveniencia. 

Es habitual que desde lo formal, Señoran sostenga y practique la convivencia del movimiento con otras formas de expresión, lo cual es interesante cuando estas últimas le sirven de apoyo o complemento. El lenguaje de la danza, sin embargo, debe autosustentarse, y la inclusión del actor Ariel Osiris explicitando lo obvio se transforma en un dispositivo que compite y resiente ese lenguaje. Lo mismo puede decirse de los textos declamados por los bailarines, redundantes ante tanta imagen desolada. Entre tanta sobreabundancia, el aspecto coreográfico es el punto fuerte de la obra y los intérpretes son excelentes. Reptando, cayendo, traccionando sus ropajes unos a otros o despojándose de ellos para mostrar su indefensión, sus máscaras logran transmitir la angustia y el horror.

Muy bueno resulta el acompañamiento lumínico, desde la primera escena donde la sombra del bailarín solista, multiplicada por cuatro reflectores por la intimidad de los muros de Aérea, se transforma en un refugiado más. Porque de sombras se trata esta historia tan real como desgarradora.

Patricia Casañas

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