Otro Elixir de muy buena calidad

Gaetano Donizetti: L’elisir d’amore, ópera en dos actos. Libreto de Felice Romani. Emilio Sagi, dirección escénica. Enrique Bordolini, escenografía. Renata Schussheim, vestuario. José Luis Fiorruccio, iluminación. Santiago Martínez (Nemorino), Oriana Favaro (Adina), Ricardo Seguel (Dulcamara), Germán Alcántara (Belcore), María Luisa Merino Ronda (Giannetta). Coro Estable del Teatro Colón. Director: Miguel Fabián Martínez. Orquesta Estable del Teatro Colón. Dirección musical: Evelino Pidò. Teatro Colón. Función del 9/8/2022.

 

Oriana Favaro y Germán Alcántara en L' elisir d' amore, elenco alternativo. Foto: Máximo Parapagnoli.

Si el elenco de L’elisir d’amore presentado por el Teatro Colón para las funciones de abono puede calificarse como uno de los mejores de las últimas décadas y -casi sin lugar a dudas- el mejor en un título de belcanto de al menos los últimos 50 años (y que fuera oportunamente calificado en este mismo sitio como “El elixir de las grandes voces”), la distribución artística del elenco de las funciones extraordinarias -con predominio de cantantes locales- también cumplió parámetros de excelencia, homogeneidad y calidad pocas veces vistos en el incorrectamente llamado “segundo elenco”.

La puesta en escena tuvo algunos cambios sobre las primeras funciones: la pantomima inicial -que aportaba muy poco- y la escenificación de la obertura fueron reformuladas y reducidas. El incidente con una de las pelotas de básquet que cayó al foso en la función del jueves 4 de agosto pareció determinar esta reelaboración de estas dos primeras escenas y que no se utilizaran más dichas pelotas.

Con todo, la propuesta de Emilio Sagi resultó atractiva, fresca, colorida y renovada y no molestó la ubicación temporal de la acción en el patio de un colegio o una plaza de alguna pequeña localidad estadounidense en los años ‘50. Se notó un cuidado trabajo de marcación actoral tanto para los solistas como para los miembros del coro, con algunos atractivos golpes de efecto o de comicidad. El planteo escenográfico de Enrique Bordolini fue bello y preciso, muy adecuada la iluminación a cargo de José Luis Fiorrruccio y de excelencia el vestuario de Renata Schussheim tanto por el refinamiento de los estilos y la moda del momento en el cual se ubica la acción, como la gama de colores y la bella factura fruto de los artesanos del Colón.

Oriana Favaro fue una Adina de calidad, con bella presencia, una actuación de gran simpatía y muy buena prestación vocal, sin que algún agudo problemático empañara de ninguna manera su muy adecuada labor. Favaro es una soprano ya consagrada por el público de la Argentina, conocida y apreciada en Uruguay, Brasil, Chile, Colombia y México tanto en roles tradicionales como en música renacentista u ópera contemporánea, y dio nuevamente en esta ocasión muestras de su valía. La voz no es enorme, pero se escucha perfectamente en la sala; las coloraturas surgieron naturalmente en un papel que maneja con comodidad y que la hacen el centro de la acción.

Santiago Martínez ofreció un Nemorino de un color vocal atrayente y de convincente actuación. Acometió con éxito todos y cada uno de los escollos de la partitura, dio a cada momento el matiz vocal adecuado en un cantante joven que creemos está llamado a brindar grandes actuaciones y una muy buena carrera en el futuro. Llamó poderosamente la atención la perfecta administración de los recursos canoros y el refinamiento belcantista en la versión alternativa del aria “Una furtiva lagrima” que interpretó. Versión que es tan cara al maestro Pidò y que él mismo grabó en la versión comercial completa de la obra.

Ricardo Seguel (Dulcamara) y Santiago Martínez (Nemorino), otros dos puntos fuertes del Elisir "nacional". Foto: Máximo Parpagnoli.

Ricardo Seguel fue un Dulcamara de comicidad a flor de piel y de muy buena prestación vocal. Es una voz importante que entendemos hay que seguir con detenimiento, pues puede deparar grandes cosas en el futuro.

Una gratísima sorpresa el debut de Germán Alcántara en el teatro con Belcore. Alcántara es argentino y reside en Londres, ganó varios premios internacionales como el primer premio en la categoría barítono en el José Carreras Grand Prix 2021 de la Fundación Elena Obraztsova en Moscú; y el tercer premio y premio del público en la competencia Tenor Viñas 2021 en Barcelona. Su carrera está en sus inicios, pero su calidad vocal, su volumen, la perfecta gradación de las intensidades y su perfecto histrionismo le permitieron brindar un Belcore de verdadero lujo.

Y si de lujo se habla, la presencia de María Luisa Merino Ronda para el pequeño rol de Giannetta fue uno de ellos, así como el de tener en el podio al consagrado maestro Evelino Pidò; quien realizó un formidable trabajo de concertación de absoluta perfección. Siempre cuidando el balance entre el foso y la escena logró una versión de excelencia por parte de la Orquesta Estable. Párrafo aparte merece la acertadísima decisión de ofrecer una versión completa de la obra abriendo varios cortes que hasta hace algunos años eran tradicionales; entre ellos el cuarteto con coro que precede al dúo entre Adina y Dulcamara en el segundo acto, que ayuda a comprender más acabadamente la trama y da sentido a la gran aria del tenor que sigue luego.

Finalmente hay que destacar la prestación del Coro Estable, dirigido como es habitual por Miguel Martínez, que se adaptó a las sonoridades del estilo de la obra y que tuvo una gran noche, tanto en su desempeño musical como en sus movimientos en escena.

Gustavo Gabriel Otero

 

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