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Mostrando entradas de septiembre, 2022

El juego de las diferencias

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Los siete pecados capitales, de Kurt Weill. Reparto: Stephanie Wake-Edwards. Dominic Sedwick, Adam Gilbert, Egor Zhuravskii, Blaise Malaba, Hanna Rudd. El castillo de Barbazul, de Béla Bartók. Reparto: Károly Szemerédy, Rinat Shaham. Dirección musical: Jan Latham-Koenig. Directora de escena: Sophie Hunter. Escenografía y vestuario: Samuel Wyer. Diseño de videos: Nina Dunn. Iluminación: Jack Knowles. Coreografía: Ann Yee. Diseño sonoro: Nicolás Di Chiazza. Orquesta Estable del Teatro Colón. Teatro Colón. Función del 27/9/2022. Marco visual de Los siete pecados capitales, firmado por Samuel Wyer, dirección escénica de Sophie Hunter. Foto: Arnaldo Colombaroli / Gentileza Prensa TC Aunque a priori pueda parecer raro, por tratarse de obras muy disímiles, la dupla Los siete pecados capitales / El castillo de Barbazul propone un juego interesante de analogías y diferencias. Analogías curiosas, en tanto las dos partituras comparten la estructura de un prólogo, siete escenas y un epílogo, y

Una ofrenda que interpela

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  La ofrenda a tres. Cuento coreográfico de Carlos Trunsky a partir de “La ofrenda musical” de J. S. Bach. Coreografía y dirección: Carlos Trunsky. Música: Johann Sebastian Bach y Pablo Bursztyn. Vestuario: Jorge López. Bailarines: Sol Rourich, Matías Gallitelli y Teresa Marcaida. En Teatro El grito, el miércoles 14 de septiembre. Sol Rourich, Teresa Marcaida y Matías Galitelli (Foto: Matías de Cristobal) El último trabajo de Carlos Trunsky es una clara muestra de la excelencia de su narrativa coreográfica y de la riqueza de su universo interior. En esta Ofrenda a tres dos mujeres y un hombre en una habitación con una sola puerta establecen complejas relaciones que quedan abiertas a la interpretación del espectador. En el transcurso de una hora, los tres personajes (¿padres e hija? ¿triángulo amoroso?) entretejen una trama perturbadora y misteriosa, cuya profundidad se revela –pero no se devela- en cada gesto. Al carácter visceral, básico y hasta grotesco del hombre (cuya sorprenden

De la Vinci poco se sabe

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L’altra casa (La otra casa). Simona Vinci. Torino, Einaudi, 2021   La primera vez que escuché el nombre de Simona Vinci (Milán, 1970) fue gracias a Liliana Díaz Mindurry. Hace mucho tiempo -y mejor no hacer la cuenta-, se lanzó su novela De los niños nada se sabe (Dei bambini non si sa niente), su primer libro, una inmersión en la crueldad infantil a contracorriente de todo, seguida por la colección de relatos En todos los sentidos como el amor (In tutti i sensi come l’amore), ambos bajo el sello Anagrama, y luego el silencio más empecinado: de ella en Argentina se habla poco, o directamente no se habla. A la lectura de los dos libros mencionados -los únicos traducidos a nuestra lengua- siguió la de Brother and Sister , variación de una conocida historia de los Hermanos Grimm a partir de un hecho real, y Stanza 411 , el vertiginoso y desesperado monólogo interno de una mujer en un cuarto de hotel en Roma. Me encontré con una prosa osada y libre de reparos, cruel, sincera, poética

Belleza transfigurada

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Concierto lírico por los 10 años de la Fundación La Santa Faz. Programa: Dietrich Buxtehude: Preludio en Fa mayor BWV 145. Giulio Caccini: Ave Maria. J.S.Bach: Et misericordia, Quia fecit mihi magna, del Magnificat. Giuseppe Verdi: Liber Scriptus Proferetur, de la Misa de Requiem. Pietro Mascagni: Ave Maria (arr. del Intermezzo de Cavalleria Rusticana). W.A. Mozart: Benedictus del Requiem en Re menor. Louis Vierne. Carillon de Westminster. Fray Pablo Caronello: Missa Brevis en Fa mayor “De la Transfiguración”. Rocío González, soprano; Mairín Rodríguez, mezzosoprano; Cristian Karim Taleb, tenor; Leonardo Fontana, bajo. Francisco Tello, órgano. Basílica Nuestra Señora del Rosario, Convento de Santo Domingo. Función del 29/8/2022. El padre Caronello saluda al público luego del estreno de su obra, junto a Rocío González y Mairín Rodríguez. Foto: Gentileza Fundación Santa Faz. Entre las riquezas musicales que nos viene deparando este año post-pandemia, se cuentan el haber escuchado, en la m

El genial camarada Shostakovich

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Orquesta Sinfónica Nacional. Director: Gustavo Fontana. Programa: Obras de Dmitri Shostakovich. Obertura Festiva, Op. 96. Concierto para piano No. 2 en Fa mayor, Op. 102 (Solista: Anna Miernik, piano). Sinfonía No. 5 en Re menor, Op. 47. Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner. Función del 17/9/22.   El maestro Gustavo Fontana en el podio de la Sinfónica Nacional. Foto: Luciana Damatto / Gentileza Prensa OSN La Orquesta Sinfónica Nacional prosigue con su ciclo de conciertos en el Centro Cultural Kirchner, con carácter gratuito, interesantes programas y apreciable respuesta de público. La noche del concierto que se comenta, la Filarmónica de Buenos Aires tocaba en el Colón; es bueno que haya público para todo, pero no que se den estas disyuntivas de hierro para el oyente inquieto (a favor de la Sinfónica rescato que, desde hace muchos años, los viernes han sido sus días de presentación). La presencia en el podio del maestro Gustavo Fontana garantiza un alto nivel artístico. Trom

Una voz clara y casi argentina

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Recital de Isabel Leonard, mezzosoprano. Orquesta Estable del Teatro Colón. Director: Julian Kuerti. Programa: Berlioz: Les nuit d’eté.  Maurice Ravel: Rapsodia española. Shéhérazade. Teatro Colón. Función del 10/9/2022. La mezzo Isabel Leonard, con el maestro Julian Kuerti. A la izquierda, el concertino de la Estable, Freddy Varela Montero. Foto: Arnaldo Colombaroli / Gentileza Prensa TC Dentro del ciclo de conciertos de la Orquesta Estable del Teatro Colón se presentaron, con un programa íntegramente francés, el maestro canadiense Julian Kuerti y la mezzosoprano norteamericana Isabel Leonard, en lo que fue su debut en la sala. Isabel Leonard nació en Estados Unidos en 1982, es de ascendencia argentina por parte de su madre, hizo su debut profesional como Zerlina en Don Giovanni de Mozart en Burdeos, Francia, en 2006, y su repertorio abarca desde Vivaldi, Mozart y Rossini hasta Nico Muhly o Thomas Adès, pasando por Massenet, Bizet, Debussy, Ravel, Poulenc y Stra uss. Como ini

Un desafío de proporciones

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Orquesta Sinfónica Nacional. Director: Luis Gorelik. Programa Bela Bartók: Concierto para piano y orquesta No. 2 en Mi Mayor (Solista: Marcelo Balat, piano). Maurice Ravel: Suite No. 2 de “Daphnis et Chloé”. Juan José Castro: Sinfonía No. 2 “Bíblica” (Recitante: Ingrid Pelicori). Coro Polifónico Nacional. Director: Antonio Domeneghini. Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner. Función del 7-9-2022. El maestro Luis Gorelik al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional. Al fondo, el Coro Polifónico Nacional. Foto: Patricia Casañas La Orquesta Sinfónica Nacional ofreció uno de los conciertos más desafiantes y extensos de su temporada (dos horas y cuarto de música, prácticamente). Con un hilo conductor dado por la fecha de composición de las obras (las de Bartók y Castro fueron estrenadas en 1933 y 1932 respectivamente, la suite de Ravel es de 1913), el concierto supuso desafíos diversos y concurrentes. Si bien su epicentro estuvo dado por el virtual reestreno generacional de la Sinfon

Onegin, cartas y espejos rusos

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Onegin. Ballet en tres actos, basado en la novela de Alexander Pushkin. Coreografía: John Cranko. Música P.I. Chaikovski (arreglos y orquestación de Kurt-Heinz Stolze). Diseño de escenografía: Pier Luigi Samaritani. Diseño de vestuario: Roberta Guidi di Bagno. Diseño de iluminación: Rubén Conde. Reposición coreográfica: Thierry Michel. Supervisión: Tamas Detrich. Intérpretes: Elisa Badenes y Martí Paixà (Ballet de Stuttgart) y Ballet Estable del Teatro Colón. Dirección: Mario Galizzi. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dirección: Tara Simoncic. En el Teatro Colón, hasta el 11 de septiembre. Martí Paixà y Elisa Badenes, último acto de Onegin  (Foto: Arnaldo Colombaroli) La fille mal gardée de Frederick Ashton fue bajada de la temporada de este año del Ballet del Colón para reemplazarla por una obra de muy distinta factura: Onegin (se pronuncia ‘Onieguin’, como debería trasliterarse). Al margen de la muy común costumbre de cambiar programaciones que ya han sido anunciadas al público,

El estilo es el hombre

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Nelson Goerner, piano. Programa: Frédéric Chopin: Balada No. 1 en Sol menor, Op. 23. Balada No. 2 en Fa mayor, Op. 38. Balada No. 3 en La bemol mayor, Op. 47. Balada No. 4 en Fa menor, Op. 52. Claude Debussy: Estampes (Pagodes, La soirée dans Grenade, Jardins sous la pluie). Isaac Albéniz: Iberia (Cuaderno IV: Málaga, Jerez, Eritaña). Teatro Colón. Función del 5/9/2022. Nelson Goerner, en plena inspiración. Foto: Liliana Morsia / Gentileza Prensa Mozarteum Argentino Hay algo que hermana al creador con el intérprete: lo que ambos producen es una emanación perfecta de su personalidad. Se trata de un hecho que se presenta como misterioso, y aunque bien podría tener una explicación científica, la inmediatez con que se comunica nos exime de cualquier teoría. Con razón Unamuno decía preferir un libro que hablara como un hombre a un hombre que hablase como un libro. En realidad, siempre funciona así; llevado a otro plano, el estilo es el hombre. Hace muchos años que asisto a recitales de

Un desopilante concentrado de ópera

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Le convenienze ed inconvenienze teatrali (¡Viva la mamma!). de Gaetano Donizetti. Director Musical: Javier Mas. Director de Escena: Pablo Maritano. Escenografía: Nicolás Boni. Vestuario: María Emilia Tambutti. Iluminación: Verónica Alcoba. Reparto: Marina Silva, Alejandro Spies, Luis Gaeta, Víctor Torres, Florencia Burgardt, Iván Maier, Gustavo Gibert, Alejo Alvarez Castillo, Estefanía Cap. Pianista: Cecilia Fracchia. Coro: Bruno Sciaini / Agustín Draniczarek / Flavio Fumaneri. Ópera de Cámara del Teatro Colón. Centro Cultural 25 de Mayo. Función del 3/9/2022. El elenco de Viva la mamma, pizza en mano, en la primera parte de la pieza. Foto: Arnaldo Colombaroli / Gentileza Prensa TC Esta temporada Donizetti está de parabienes, como diría un español. La reposición de  Viva la mamma!  del compositor de Bérgamo por la Ópera del Cámara del Teatro Colón demostró que el espíritu del extraordinario Elisir que la precedió dejó su huella, poniendo la vara muy alta. Los memoriosos recuerdan cua