Una voz clara y casi argentina

Recital de Isabel Leonard, mezzosoprano. Orquesta Estable del Teatro Colón. Director: Julian Kuerti. Programa: Berlioz: Les nuit d’eté.  Maurice Ravel: Rapsodia española. Shéhérazade. Teatro Colón. Función del 10/9/2022.


La mezzo Isabel Leonard, con el maestro Julian Kuerti. A la izquierda, el concertino de la Estable, Freddy Varela Montero. Foto: Arnaldo Colombaroli / Gentileza Prensa TC

Dentro del ciclo de conciertos de la Orquesta Estable del Teatro Colón se presentaron, con un programa íntegramente francés, el maestro canadiense Julian Kuerti y la mezzosoprano norteamericana Isabel Leonard, en lo que fue su debut en la sala.

Isabel Leonard nació en Estados Unidos en 1982, es de ascendencia argentina por parte de su madre, hizo su debut profesional como Zerlina en Don Giovanni de Mozart en Burdeos, Francia, en 2006, y su repertorio abarca desde Vivaldi, Mozart y Rossini hasta Nico Muhly o Thomas Adès, pasando por Massenet, Bizet, Debussy, Ravel, Poulenc y Strauss.

Como inicio del programa se presentó el ciclo de seis canciones Les nuits d’eté, Op. 7 de Héctor Berlioz. Isabel Leonard, en un muy buen primer acercamiento artístico a una de las cantantes estrella del Metropolitan de Nueva York, demostró su amplio volumen, su bellísimo timbre, su fraseo depurado, su muy buena técnica y su razonable francés, además de su seductora estampa. El maestro Julian Kuerti logró extraer de la partitura toda su riqueza logrando una muy eficiente respuesta de la Orquesta Estable, poco habituada a salir del foso y estar en el escenario.

Luego de la pausa el programa prosiguió con la Rapsodia española de Maurice Ravel, que permitió el lucimiento de la orquesta y la demostración del buen trabajo de preparación de este maestro, ya conocido en anteriores visitas a Buenos Aires.

Para cerrar el menú francés se programó Shéhérazade, de Maurice Ravel; la orquesta volvió a demostrar su valía de la mano del maestro Kuerti e Isabel Leonard, superados los nervios del debut en la sala y en la patria de parte de sus ancestros, rozó la excelencia por su exquisita línea de canto, su fraseo, su afinación, la sutileza en los matices, su expresividad y su calidez interpretativa.

Al finalizar el programa se dirigió al público expresando su emoción por cantar por primera vez en Buenos Aires, ciudad a la que viajaba muy habitualmente a visitar de niña y adolescente a su familia materna, su agradecimiento al público y su deseo de retornar con una ópera completa a la sala del Colón.

Como bis ofreció una sutil y refinada interpretación de la Habanera de Carmen de Bizet, logrando la ovación sentida del público y el deseo de volver a tenerla prontamente sobre el escenario de nuestro primer coliseo.

Gustavo Gabriel Otero

 

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