El lago de los cisnes: una versión actual

 El lago de los cisnes. Coreografía, vestuario y puesta en escena: Jorge Amarante. Música: P.I.Chaikovski. Intérpretes: Sofía Menteguiaga, Lisandro Casco, Nahuel Prozzi, Iara Fassi, Marcone Fonseca y cuerpo de baile. En El Nacional, el martes 30 de noviembre.

Cisnes modernos en la versión de Jorge Amarante 
Foto: Marcelo Magi

El lago no es azul, los cisnes no son blancos, no hay lujo en el palacio. Esta puesta visual minimalista que Jorge Amarante propone para “El lago de los cisnes” pone el acento en el trasfondo oscuro de una historia plasmada en el siglo XIX, con orígenes medievales, que el coreógrafo resignifica para tornarla vigente en la actualidad.

La relectura de Amarante es absolutamente plausible y bienvenida, en un mundo donde las “versiones” con mínimas modificaciones a las coreografías originales son moneda corriente. El coreógrafo argentino, en cambio, pone toda su experiencia como primer bailarín y su profundo conocimiento de los clásicos (recordemos su “Giselle” de este mismo año) para crear una obra actual, contemporánea, con un lenguaje y punto de vista propios. Poco más de una hora le insume contar la historia de este peculiar “Lago”, cuya línea argumental también es intervenida por Amarante que, por ejemplo, traslada la fiesta de cumpleaños de Sigfrido a una especie de antro con siniestros personajes enmascarados.

Sofía Menteguiaga y Lisandro Casco, como Odette y Sigfrido
Foto: Máximo Parpagnoli

La escena inicial del rapto de Odette por Von Rothbart, con el grito de la joven ahogado por la mano captora del mago, es la puerta de inicio que nos introduce al enfoque dado por Amarante a un tema dolorosamente vigente: la trata de personas. Odette lucha por su libertad y pierde ante la fuerza maligna de Von Rothbart, pero su sacrificio sirve para contrarrestar esa fuerza y liberar a sus compañeras. El final retrata esa liberación con belleza y creatividad visual.

Amarante maneja de maravillas los códigos del lenguaje contemporáneo, sin dejar del todo de lado el sesgo clásico. El trabajo del cuerpo de baile (diez bailarinas, cuatro bailarines) se advierte eficaz, como permanente coro griego que acompaña y aporta comentarios dramáticos.

Un momento de "El lago de los cisnes"
Foto: Máximo Parpagnoli

Sofía Menteguiaga encarnó a Odette con múltiples recursos técnicos y dramáticos, mientras que Lisandro Casco fue un Sigfrido correcto. Nahuel Prozzi dio potente máscara a su composición de Von Rothbart, y Iara Fassi puso inusitada sensualidad a la Reina madre. Un soplo de frescura vino de la mano de Marcone Fonseca, en su rol de amigo de Sigfrido, para este "Lago" que suma más puntos a la escena de la danza independiente.

Patricia Casañas


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