Un debut con el mejor resultado

 

El gran tenor polocao Piotr Beczała y el pianista Camillo Radicke en la apertura del Mozarteum 2022. Foto: Liliana Morsia / Gentileza Prensa Mozarteum Argentino

Recital de Piotr Beczała (tenor). Camillo Radicke (piano). I) Verdi: Questa o quella (Rigoletto), Di’ tu se fedele (Un ballo in maschera); Leoncavallo: Mattinata; Verdi: Quando le sere al placido (Luisa Miller), Ah, sì ben mio (Il trovatore); Tosti: L’ultima canzone, Chi sei tu che mi parli, Ideale; Moniuszko: Aria de Stefan (La mansión encantada). II) Donaudy: Vaghissima sembianza, Freschi luoghi, prati aulenti, O del mio amato ben; Rachmaninov: Un sueño, Sirenas/Lilas, No me cantes doncella encantada, Agua de manantial; Chaikovsky: Aria de Lenski (Evgeni Onegin); Gounod: L’amour / Ah! Leve toi soleil (Roméo et Juliette); Puccini: Recondita armonia, E lucevan le stelle (Tosca). Bises : Massenet: Pourquoi me réveiller (Werther); Bizet: La fleur que tu m’avais jetée (Carmen); Sisca y Cardillo: Core ‘ngrato; Léhar: Dein ist mein ganzes Herz (El país de las sonrisas); R. Strauss: Zueignung; Mieczyslaw Karlowicz: Pamietam ciche jasne zlote dnie. Mozarteum Argentino. Teatro Colón. Función del 7/5/2022.

 

El primer concierto del ciclo 2022 del Mozarteum había despertado no poca expectativa. Es que con los antecedentes de las visitas de Javier Camarena y Jonas Kaufmann, solo restaba que Buenos Aires conociese al tercero entre los más relevantes tenores surgidos en lo que va del siglo XXI. Y las expectativas se vieron superadas, porque el recital que ofreció el polaco Piotr Beczała fue algo deslumbrante. Claro que venía precedido por una alta reputación, reforzada por sus registros de audio y video, pero la experiencia de escucharlo en vivo -y esto es regla general- superó todo. Beczała es un tenor lírico puro, de bellísima voz, caudalosa, segura, firme y flexible, con total dominio de los matices, sin fisuras, de agudo squillante y ante todo gobernada por una técnica sólida y eficaz. Su musicalidad es impecable, lo mismo que el dominio de cada idioma y estilo, con la virtud de saber involucrar el interés del espectador a lo largo del recorrido por su ecléctico repertorio. En vez de estructurar una primera parte con canciones de cámara y una segunda con arias de ópera -la solución más común-, optó por intercalar unas con otras. Luego de haber demostrado su maestría tanto en las partes verdianas como en el repertorio camarístico italiano representado por Francesco Paolo Tosti -su gran exponente-, el final de la primera parte deparó una novedad. Fue la mejor ocasión para que Beczała se luciese con la intensa escena de Stefan de La mansión encantada, del compositor polaco Stanislaw Moniuszko.

En la segunda parte regresó a la canción italiana, en este caso representada por Stefano Donaudy -otro clásico del repertorio-, para dar lugar a la sección rusa mediante una selección de canciones de Rachmaninov y el aria de Lenski de Evgueni Onieguin, acaso una manera de homenajear a Piotr Chaikovski en el 182° aniversario de su nacimiento, según nuestro calendario gregoriano (como en la Rusia imperial regía otra medida del tiempo, el compositor fue anotado como nacido un 25 de abril). La ópera francesa se hizo presente con Charles Gounod y el aria de Romeo, para cerrar con Puccini y las dos arias de Mario Cavaradossi, de Tosca. En las últimas décadas este título conoció numerosas producciones en el Teatro Colón, y no es en absoluto exagerado decir que la versión que Beczała brindó de E lucevan le stelle, fue la mejor en años y años.

(Acerca del repertorio ofrecido señalo que hay arias que funcionan muy bien dentro de su contexto, pero no precisamente causan el mismo efecto en un recital. Questa o quella y Di’ tu se fedele fueron la carta de presentación, pero a su vez me es inevitable pensar que en lugar de la segunda podría haberse escuchado Ella mi fu rapita / Parmi veder le lagrime (Rigoletto), o Forse la soglia / Ma se m’è forza a continuación de Di’ tu se fedele, a modo de bloque dedicado a Un ballo in maschera, con lo cual hubiese llevado a prescindir de Rigoletto. En este sentido fue acertado reemplazar Deserto sulla terra, la canción interna de Manrico anunciada en el programa de mano, por Quando le sere al placido de Luisa Miller. En fin, solo un comentario aun con el conocimiento de que la elección del repertorio es algo que obedece nada más que a la voluntad del artista.)

A esto se sumó la proeza de cantar seis bises cuya elección no fue caprichosa, sino que funcionaron como complemento el programa. Si la ópera francesa solo estuvo representada por Romeo y Julieta, los dos primeros números fuera de programa estuvieron dedicados a Massenet (Werther) y Bizet (Carmen); y así sucesivamente, en una selección en la que brilló la extraordinaria Core ‘ngrato de Sisca y Cardillo, un clásico tenoril, ya sea lírico o popular, de difícil resolución tanto en lo vocal como en lo expresivo. No me detengo en cada una de las piezas, pero señalo que como cierre ofreció una canción polaca de Mieczyslaw Karlowicz. En realidad, nadie a quien le pregunté supo revelarme qué era este número de cierre, a lo sumo algunos acertamos el idioma, así que agradezco a Claudia Guzmán del Mozarteum por haberme aportado el dato.

En la velada participó el pianista alemán Camillo Radicke, que con su arte supo conformar con el tenor una excelente dupla. Cabe señalar que el artista ya había estado en los ciclos del Mozarteum, cuando hace veintidós años se presentó como solista junto a la Filarmónica de Dresde.

Un último comentario. Antes de dar comienzo al recital el presidente del Mozarteum Argentino, Alberto Erize, tomó la palabra para destacar los 70 años de presencia ininterrumpida de la entidad y evocar el recuerdo de su madre, Jeannette Arata de Erize, quien por largas décadas la presidiera. Como cierre a sus breves palabras expresó su agradecimiento al público, al que invitó a un brindis en el entreacto, junto con el deseo de que tan extraordinaria labor continúe por muchos años más. Grande es la deuda del medio musical con el Mozarteum, cuya permanencia, hoy, es más necesaria que nunca.

Claudio Ratier

Comentarios

  1. COincido completamente con todo lo escrito por CR!. Una noche única!!
    Tambien coincido con la deuda al Mozarteum ... . Hasta no hace mucho tiempo había varios abonos musicales (Amigos de la Musica, Wagneriana, Harmonia, etc) y el mismo Mozarteum tenía 3 ciclos. Queda solo el Mozarteum y ahora con un sólo ciclo y con venta de sobrantes de abono ... .

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