'Sinfonietta' y 'Carmen': diversos y modernos

 Sinfonietta. Coreografía: Jirí Kylián. Reposición: Patrick Delcroix. Música: Leos Janácek. Carmen (Nueva creación coreográfica). Coreografía: Alejandro Cervera. Música: Georges Bizet. Primeros bailarines, solistas y cuerpo de baile del Ballet Estable del Teatro Colón. Dirección: Mario Galizzi. Coro de Niños del Teatro Colón. Dirección: César Bustamante. Orquesta Estable del Teatro Colón. Dirección: Javier Logioia Orbe. Teatro Colón, martes 28 de junio.

 

Libertad y plenitud en "Sinfonietta" - Foto: Máximo Parpagnoli

Disparidades y semejanzas contienen los dos títulos que integraron el segundo programa de la temporada del Ballet Estable del Teatro Colón. Si bien las diferencias se evidencian tanto en temas como en épocas y lenguajes, se trata de dos obras de neto corte contemporáneo, morigerado con algún acercamiento a lo neoclásico.

A cuarenta y cuatro años de su estreno, “Sinfonietta” conserva el apasionado espíritu que le imprimiera Jiri Kylián, uno de los ‘padres artísticos’ del Nederlands Dans Theatre. El Teatro Colón la conoció en ocasión de la visita de esa compañía en mayo de 1995, y más cerca cuando el Ballet del SODRE, de la mano de su entonces director Julio Bocca, la bailó en 2013, también en este escenario. Kylián dedicó la pieza a su abuela y dio a su ballet el mismo título que la partitura de Janacek, retratando admirablemente la temática de libertad y plenitud que el compositor refleja en su música. El hecho de tratarse de uno de los primeros trabajos de Kylián no lo hace más sencillo: la complejidad rítmica y sonora, con sus síncopas y disonancias, se derrama sobre la coreografía, profusa en saltos, desplazamientos en el piso y repeticiones escalonadas de pasos, típicas del coreógrafo. Se trata, en resumen, de una obra sumamente intrincada que requiere de los catorce bailarines una profunda musicalidad y una técnica aceitada. El Ballet del Colón brindó una interpretación solvente, captando certeramente la musicalidad y dinámica del coreógrafo.

Manuela Rodríguez Echenique y Federico Fernández en "Carmen"

Foto: Máximo Parpagnoli

De la atmósfera diáfana y las zapatillas de media punta de “Sinfonietta” pasamos al dramatismo y los ibéricos tacones de “Carmen”. La versión coreográfica del argentino Alejandro Cervera incluyó la decisión de trasladar la acción a la época franquista, lo cual no influyó demasiado en el desarrollo de la acción, que en esencia se mantuvo dentro de los carriles del argumento de la ópera de Bizet, con algunos hilos sueltos (por ejemplo, la ocasional intervención del personaje de Micaela). La propuesta de Cervera transitó los caminos del flamenco y un estilizado mix de contemporáneo y neoclásico. El coreógrafo dio un enfoque protagónico a lo musical, evidenciado por ejemplo en los aportes de la percusión en cada cambio de escena y en la apertura con un cantaor. Sin sorprender, su “Carmen” se adaptó a las posibilidades de la compañía, donde jóvenes y veteranos se unieron para revivir la historia de la mítica gitana.

Cervera, fiel a Bizet en "Carmen" - Foto: Máximo Parpagnoli

Como la protagonista, Manuela Rodríquez Echenique fue sanguínea y seductora, Federico Fernández vistió con aplomo y expresividad a su Don José, y Jiva Velázquez fue un brillante Torero. Celebramos el retorno a escena de Vagran Ambartsoumian personificando a un lascivo Lilas Pastia, mientras que el cuerpo de baile se sumó con entusiasmo a esta nueva puesta.

Patricia Casañas

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