'I feel you', el presente dislocado

 I feel you. Coreografía e interpretación: Alexandra Bódi, Emil Bordás, Rob Fordeyn, Thulani Lord Mgdi, Miki Shoji. Intérprete invitada: Constanza Agüero (Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín). Sonido: Stephan Wöhrmann. Diseño de luces: Sergi de Cavalho Pessanha. Adaptación puesta de luces: Matías Sendón. Vestuario: Constanza Macras. Arreglos musicales: Santiago Blaum. Música: Robert Lippok. Coreografía, dirección y concepto musical: Constanza Macras. En la Sala Martín Coronado del Teatro San Martín, función del jueves 9 de febrero.

Los seis protagonistas de "I feel you" (Foto: Gustavo Gavotti)


El curriculum de la argentina Constanza Macras deja constancia de su formación en danza y diseño de indumentaria en su Buenos Aires natal, y de su radicación en Berlín en 1995, previo paso por el Merce Cunningham Studio de Nueva York. Dos años más tarde fundó su compañía Tamagotchi Y2K, convertida en Dorky Park en 2003, con la cual estrenó más de veinte producciones que dieron la vuelta al mundo. En el Teatro Colón se vio "Bosque de espejos" en 2016, creado especialmente para el Ballet Estable. Tales antecedentes hacían interesante ver "I feel you", un trabajo que la coreógrafa describe como un abordaje de “sentimientos complejos como la empatía y la emoción mediados por las actuales formas de entretenimiento”.

Sin embargo, hubo varios puntos que traicionaron la inclusión contenida en esta premisa. El desmadejado y extenso juego de tenis mezclado con bádminton del comienzo fue una buena muestra del deshilachado discurso que vendría luego. El recitado de fragmentos de letras de canciones en inglés -mayoritariamente The police y Britney Spears, en su idioma original y sin sobretitulado- y la utilización de códigos y guiños esparcidos descontroladamente por las redes, contribuyeron a remarcar el cerrado enfoque de Macras, destinado al segmento consumidor de esos materiales. O lo que es lo mismo, a generar una “empatía” entre pocos. Es así que en "I feel you" Macras se queda a mitad de camino, manejando sobreentendidos que no siempre son tales. Llevar a escena la masificación cibernética no es algo novedoso, tampoco lo es incluir alguna referencia a las políticas de género, ni tampoco apelar al "Adagio" de Albinoni para simbolizar lo trágico, o más bien su banalidad. La ecléctica selección musical incluyó además pasajes del "Requiem" de Mozart, de "Carmina Burana" de Orff, de la "Música para percusión, cuerdas y celesta" de Bartók y el "Adagietto" de la Quinta de Mahler, entre otros, como ejemplos de disparadores emocionales, interrumpidos puntualmente por redobles de bongós.


Tenis y badminton desmadejados (Foto: Gustavo Gavotti)

Párrafo aparte merecen los cinco integrantes de Dorky Park, a los que se sumó Constanza Agüero, del Ballet del San Martín. Poniendo el cuerpo a coreografías en verdad extenuantes, los bailarines aún tuvieron resto para cantar, recitar, tocar la guitarra, acarrear muebles inflables y otros elementos escenográficos y realizar vertiginosos cambios de vestuario.

En suma; una propuesta sobre la disgregación de nuestro presente, con un cierto hermetismo en sus códigos y un final teatral trágico, que corona con una estructura clásica una obra de una retórica dislocada.

Patricia Casañas


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