Volver a la Cenicienta

 Cenicienta, un cuento que no es cuento. Coreografía, guión y dirección: Guido De Benedetti. Intérpretes: GDB Danza. Invitados: Edgardo Trabalón, Gabriela Pucci, Sofia Sciaratta, Cecilia Mattioli Zartmann, Rodrigo Malpezzi y Sol Infer. En el Teatro Avenida, el viernes 10 de noviembre.

Todo proyecto que abra nuevos espacios a la danza es bienvenido, sobre todo en tiempos en que la economía no es especialmente favorable para la iniciativa privada. En esa dirección la compañía GDB Danza concretó sus funciones de una particular mirada sobre “Cenicienta”, uno de los más célebres cuentos infantiles. 

Una escena de Cenicienta (Foto: Carlos Villamayor)

La fiesta en el palacio, el príncipe, los ratones, la perversa madrastra, las ridículas hermanastras y una moderna hada madrina llevaron la historia a buen puerto durante las tres horas que insumió contarla, una desmesura wagneriana innecesaria y no muy acorde a los tiempos que corren. Hubo buena factura y buen gusto en la  escenografía y el vestuario, y una ecléctica selección musical que abarcó desde la “Danza macabra” de Saint-Saëns hasta “La consagración de la primavera” de Stravinski, pasando por Kreisler, Kachaturian, Mascagni, Sibelius, Rimsky-Korsakov, Offenbach, Debussy y Gershwin, entre otros autores. 

Txaro Manen y Gabriela Pucci (Foto: Carlos Villamayor)

Un grupo de talentosos alumnos del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón junto a artistas consagrados llevaron adelante la parte coreográfica, todo un tour de force para los jóvenes bailarines que tuvieron que metamorfosearse varias veces en cuestión de segundos para encarnar una amplia galería de personajes. 

Edgardo Trabalón y Sofía Sciaratta (Foto: Carlos Villamayor)

Txaro Manen fue una dulce Cenicienta, con muy buena técnica, y Rodrigo Malpezzi construyó una acertada creación como el perro, al igual que Wolf Constante como un desopilante mayordomo pasado de copas. Sofía Sciaratta y Edgardo Trabalón pusieron su experiencia artística como la madrastra y el consellieur, como también lo hizo Gabriela Pucci como el hada, y Sol Infer y Cecilia Mattioli Zartmann fueron eficientes como las malignas y maleducadas hermanastras.

Patricia Casañas

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