Talleres coreográficos: 40 años no es nada

 Talleres coreográficos. Curaduría: Lorena Merlino. Obras de Juan Pablo Ledo, Lola Mugica, Maricel De Mitri, Damián Saban/Lucía Bargados/Emiliano Falcone, Rocío Agüero y Luciana Barrirero. En el Teatro Colón, el 29 de diciembre.


Una sugerente imagen de Zonda (Foto: Arnaldo Colombaroli)

El valiosísimo espacio de los Talleres Coreográficos tuvo una nueva edición en el Teatro Colón, espacio donde surgieron hace cuatro décadas bajo la dirección de Cecilio Madanes para el desarrollo de la faceta creativa de los integrantes de su Ballet Estable.

Acceder a una función gratuita en la sala principal donde varias primeras figuras de la casa presentan obras de su autoría, transitando caminos tan disímiles como el neoclasicismo, la danza contemporánea, la danza teatro y el tango, en tres funciones a las once de la mañana, casi descolgadas del almanaque, es una de esas paradojas a las que nos tiene acostumbrados esta misteriosa Buenos Aires. Y que además el teatro esté repleto de un público fervoroso ante una propuesta integrada totalmente por estrenos es una estimulante respuesta.


Karina Olmedo y Juan Pablo Ledo en Âmes en fuite (Foto: Arnaldo Colombaroli)

Âmes en fuite (Almas en fuga), impregnada de neoclasicismo, permitió reencontrarse con una de las parejas artísticas más afiatadas de los últimos años: Juan Pablo Ledo y Karina Olmedo. La bailarina, retirada hace un lustro, volvió a escena con todas sus cualidades intactas: hermosa línea, fluido cambré, y la seguridad que siempre fue una de las características de su danza. Ledo, autor de la coreografía, elaboró hermosos diseños de movimientos fugados –concordantes con el título- para parejas de bailarines, muchos de ellos debutantes que hicieron honor al escenario del Colón.

Siguió Alma, obra de Lola Mugica inspirada en la trilogía literaria Nunca nunca de Collen Hoover y Tarryn Fischer. Una pieza que juega con los intersticios de la memoria, su ausencia y su reconstrucción, bien trabajada por la coreógrafa sobre música de Paganini, que contó con la participación en vivo desde el foso de Freddy Varela Montero (violín) y Joaquín Panisse (piano).


Teresa Marcaida y Matías Galitelli en Noche del Diablo (Foto: Arnaldo Colombaroli)

Completando el bloque de danza y literatura interrelacionadas, e inmerso en el universo de la danza teatro, Noche del Diablo fue un estimulante y sugerente fragmento de una obra en proceso de Maricel De Mitri, autora también de la dramaturgia, inspirada en La hora del Diablo de Fernando Pessoa, con gran actuación de Teresa Marcaida, bailarina de interesantes recursos dramáticos, bien acompañada por Matías Galitelli.

Emiliano Falcone, Damián Saban y Lucía Bargados presentaron Bilis negra, el humor relacionado con la melancolía. Fue un trabajo sorprendente de principio a fin, con un desarrollo vertiginoso y alucinatorio, donde la increíble Lucía Bargados fue una pieza fundamental. Los recursos dinámicos de la bailarina son infinitos, y los puso al servicio de una obra por momentos pesadillesca y disparadora de más de una lectura, compaginada con imágenes proyectadas y efectos lumínicos y sonoros de gran impacto.


Impactante Lucía Bargados en Bilis negra (Foto: Arnaldo Colombaroli)

La distensión vino de la mano de Entre dos, estilizado homenaje de Rocío Agüero a la música porteña, sobre Quejas de bandoneón de Juan de Dios Filiberto. Noelia Díaz y Nicolás Scianca supieron arrancarle refinada viruta al piso del Colón.

En el final vino Zonda de Luciana Barrirero, sobre la leyenda del viento abrasador. Más elementos jóvenes (en muchos casos, recién egresados de la escuela del Colón) fueron convocados para dar vida a estos seres castigados por la violencia del espléndido Aarón Guzmán, finalmente doblegado por la Pachamama, en excelente interpretación de Luciana Croatto.

Luego de ver este programa, solo queda aplaudir la prosecución de estos Talleres Coreográficos que además de permitir conocer partituras de  compositores argentinos actuales como Juan Andrenacci (Âmes en fuite) y Fabián Máximo (Zonda), ambos pianistas acompañantes del Ballet Estable, posibilitan valorar a nuestros nuevos coreógrafos en creaciones de primer nivel, dignas de su montaje en cualquier escenario del mundo.

Patricia Casañas


 

Comentarios

Las más leídas

Lo cómico, en serio

Un Nabucco revisitado

Sobre todo, Puccini

Tres grandes voces para "Il trovatore"

Buenos Aires Ballet: novedades y reencuentro

Otro Elixir de muy buena calidad

Lo mismo, pero distinto

Una viuda casi alegre

El Barroco, primero

La chispa del otro Leonardo