Alicia, en la virtualidad

 Alicia al socavón. Teatro musical a partir de obras, cartas y fotografías de Lewis Carroll. Intérpretes: María Kuhmichel (Alicia), Gastón Santos (El narrador) y Emanuel Ludueña (El ilustrador de todas las bestias). Dramaturgia y dirección: Carlos Trunsky. Libro: Carlos Trunsky y Mariel Monente. Coreografía: Carlos Trunsky, en colaboración con los intérpretes. Música: Pablo Bursztyn. Vestuario: Jorge López. Espacio escénico: Carmen Ausmendi. Luces: Daniela García Dorato. En Teatro El grito (Costa Rica 5459, CABA). Domingos a las 20,30, hasta el 28 de abril.

Los excelentes intérpretes de 'Alicia al socavón' (Foto: Leandro Allochis)

Escrita en plena época victoriana, la novela Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll fue todo un éxito, como también lo fue su secuela, Alicia a través del espejo. La fantástica historia de la niña que cae por un agujero hacia un extraño lugar poblado de animales parlantes y seres peculiares está llena de profundas reflexiones sobre el mundo y juegos lógicos, que ejercen su seducción aún sobre los lectores actuales.

En una pieza íntima y llena de sugestión, Carlos Trunsky propone traer a Alicia al mundo de la tecnología. La idea podría no ser muy original, si no fuera por la inteligente mirada con que Trunsky explota las similitudes de ese mundo con el sinsentido planteado por Carroll. Alicia al socavón contiene un discurso revelador de un minucioso estudio del lenguaje. Partiendo del análisis de una época en la que ‘mirar la palmantalla’ es una necesidad básica, el coreógrafo aborda una dramaturgia colmada de aciertos lingüísticos donde Alicia luego de ‘caer’ hacia la nube se ‘tecnoextravía’, y ‘desaliciada’ se convierte en Vera (verdadera, en su origen latino), jugando con su nombre (Alicia = Aletheia, verdad en griego). Pero ¿cuál es esa verdad, cuál es su identidad y la de todos en ese mundo irreal y simbólico ‘en talla pantalla’? “La verdad, bella increada…”, podríamos decir parafraseando a Enrique Banchs.

                   Emanuel Ludueña, el Ilustrador de todas las bestias (Foto: Leandro Allochis)

Estos y otros cuestionamientos filosóficos están presentes en la obra de Trunsky, donde no falta la alusión a la obsesión por la foto-selfie (¿qué pensaría Carroll, avezado captor de imágenes?) y a los sitios de encuentros virtuales. Acompañan al director tres magníficos intérpretes: María Kuhmichel, balbuceante y confundida Alicia que va metamorfoseándose a lo largo de la pieza; Emanuel Ludueña, exuberante en su personificación de los más variopintos personajes, además de muy buen cantante; y Gastón Santos, de decir misterioso. Música, iluminación, escenografía y un atrayente vestuario confluyen para apuntalar a esta Alicia que 'olvidar puede, recordar no necesita' y que interpela y moviliza, algo habitual en los trabajos del talentoso creador argentino.

Patricia Casañas 


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