De Curitiba con esperanza
Camerata Antiqua de Curitiba. Director: Ricardo Kanji. Programa: Marcha de la ciudad de Curitiba, de Bento Mossurunga. Obertura "Le Héros", de Sigismund von Neukomm. Concierto para violín en Mi menor, Op. 64, de Felix Mendelssohn. Solista: Guido Sant’Anna, violín. Selección de la Misa de Santa Cecilia, de José Maurício Nunes Garcia. Solistas: Ornella de Lucca, soprano. Vitorio Scarpi, tenor. Teatro Colón. Función del 2/6/2024.
Bajo el título de “Concierto para el Mercosur
Cultural”, el Teatro Colón presentó en una función extraordinaria a la Camerata
Antiqua de Curitiba, una agrupación con instrumentos de época y coro con más de
medio siglo de vida y una interesante trayectoria con hitos internacionales.
Al margen de si esta visita desembocará en un algún
tipo de intercambio, lo cierto es que nuestro país tiene en Brasil a un vecino
que sin duda es líder en América latina. No sólo por extensión, matriz
económica y recursos naturales, sino también por la admirable idiosincrasia de
su pueblo y por sus ascendentes instituciones culturales, entre las que se
cuentan varias vinculadas a la música y la danza: desde la Sinfónica de San
Pablo, que seguramente es la más importante orquesta latinoamericana, por su sonido,
sus temporadas y por el proyecto que implica, además de su increíble sala de
conciertos, siguiendo por la única sede del Bolshoi fuera de Rusia, sita en Joinville,
o el ya tradicional Festival de Campos de Jordao. Quien visite Curitiba –paso obligado
por tierra para todo el que quiere llegar a San Pablo o Río de Janeiro- encontrará
que la capital del Estado de Paraná es una ciudad de avanzada, con un hermoso centro
histórico de cuño europeo, un alto índice de desarrollo y cuidado
medioambiental y extensos espacios verdes, de la cual Buenos Aires sólo alcanzó
a emular el Metrobús.
Con más de tres siglos a cuestas, Curitiba tiene
una interesante actividad musical (con festivales incluso en pleno verano), que
la presentación de esta Camerata viene a confirmar en toda la línea. Su
director, Ricardo Kanji, es un ejecutante de flauta dulce formado en los Países
Bajos que además demostró conocer a fondo el estilo clásico y hablar un
impecable español.
A continuación de los aspectos protocolares (el
concierto implicó la visita del alcalde de Curitiba y del embajador de Brasil y
comenzó con una marcha dedicada a la ciudad), el programa elegido resultó interesante
por cuanto rescató dos obras importantes del siglo XIX de lo que entonces era nuestro
vecino Imperio. Sigismund von Neukomm nació en Salzburgo en 1778, cuando Mozart
aún residía en esa ciudad; fue alumno de Michael Haydn y después
de Joseph, Hummel lo consideraba un par; trabajó en Brasil a partir de la
llegada de Juan IV y su huida de las huestes napoleónicas y terminó siendo
maestro de Pedro I. En su honor compuso una obertura titulada “Le Héros” (El
héroe) dedicada a su importante discípulo, en la que se advierte la fisonomía haydiana,
tanto en lo melódico como en lo textural.
El corazón de la velada estuvo dado por la presentación
del paulista Guido Sant’Anna en el Concierto
para violín en Mi menor de Mendelssohn. Sant’Anna tiene 18 años y es un
solista de dotes extraordinarias, llamado a tener una carrera internacional,
sólo comparable por generación y contexto (al menos para quien escribe) a
nuestra Pilar Policano. No extraña que haya ganado la décima edición del Concurso
Kreisler en 2022 si se advierte la seguridad de su técnica y la musicalidad de su
interpretación, apoyada en espontáneos movimientos corporales que lo conectan
todo el tiempo con la orquesta y con el público. Lo que en otro solista hubiera
sido un mero énfasis, en su caso es un rasgo de personalidad artística que
complementa el preciso y redondo sonido de su violín Jean Baptiste Villaume,
por lo escuchado un instrumento excepcional para el estilo clásico. Fuera de
programa, Sant’Anna interpretó el segundo movimiento de la quinta Sonata de Ysaÿe, con destreza y
musicalidad comparables a las exhibidas en la obra solista.
Como cierre, los curitibanos eligieron ocho
fragmentos de la Misa de Santa Cecilia
de un prolífico compositor brasileño del periodo: el cura católico carioca de
raíces africanas José Mauricio Nunes Garcia. Se trata de una obra muy bien
construida, en la que se lucieron la soprano Ornella de Lucca y el tenor Vitorio
Scarpi, ideales para sus respectivas líneas vocales. El Coro acompañó de manera
consecuente y redondeó un encuentro de alto valor musical. Como bis, Kanji con
el concurso de la soprano ofrecieron “Melodía sentimental”, de Floresta del Amazonas de Heitor
Villa-Lobos.
En suma: una cita musical que dejó sabor a alegría
por la esperanza en nuestra América latina, que aquí ofrece a nuestro entorno
una referencia de la que mucho se puede aprender.
Daniel Varacalli Costas
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