"Repatriados", el aplauso tan esperado

Espectáculo coreográfico con la participación de los bailarines Azul Ardizzone, Ida-Sofia Stempelmann, Matías Oberlin y Emiliano Torres (Ballet de Hamburgo), Bárbara Brigatti (Ballet de Portugal), Patricio Di Stabile, Lucas Erni (Ballet am Rhein Düsseldorf), Camila Ferrera (American Ballet Theater) Paloma Livellara (ABT Studio Company), Andrea Pollini (Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín), Maricel De Mitri y Jiva Velázquez (Ballet Estable del Teatro Colón), Leonel Galeppi, estudiantes del Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín. Músicos en vivo: Silvina Rouco, piano; Majo Chicar, voz. En el CCK, el domingo 4 de agosto de 2024.


Azul Ardizzone y Emiliano Torres en "Romeo y Julieta" (foto Carlos Villamayor)

Si uno le pide a cualquier persona elegida al azar en la calle que mencione a un par de bailarines argentinos, lo más probable es que los nombres de Julio Bocca, Paloma Herrera o Maximiliano Guerra surjan espontáneamente. Es decir, bailarines que hace treinta o cuarenta años llevaron al ballet argentino a escenarios internacionales, tuvieron su época de brillo (y muy buena difusión en los medios) y hoy están retirados. Más allá de otras figuras nacionales menos populares que desde hace años ocupan primerísimos lugares en compañías extranjeras, como Ludmila Pagliero en el Ballet de la Ópera de París, Marianela Nuñez en el Royal Ballet de Londres o Herman Cornejo en el American Ballet Theater (ABT), hay una  generación emergente de bailarines que silenciosamente transita su carrera en el exterior, y que fuera del ambiente balletómano es desconocida para el público en general. Repatriados, la gala que reunió a un puñado de  estos jóvenes artistas nacionales en el escenario del CCK, fue el producto de sus irrefrenables ganas de volver a bailar en su país.

La iniciativa de dos de ellos, Lucas Erni y Patricio Di Stabile, comenzó a tomar forma apenas un par de meses atrás. Congeniar agendas es un trabajo arduo para los artistas, mucho más si están desperdigados por el mundo. Pero sus colegas del ABT de Nueva York, del Ballet de Hamburgo y del Ballet de Portugal no solo aseguraron su presencia de inmediato, sino que obtuvieron los permisos necesarios para presentar obras de grandes coreógrafos como John Neumeier y George Balanchine. Un plus que nos acercó memorables piezas, de la mano de excelentes intérpretes.

Lucas Erni, impecable en "El corsario" (Foto Carlos Villamayor)

Del lado de los clásicos, la gala abrió con Llamas de París y cerró con El corsario; en ambas, fue gratificante descubrir en Lucas Erni a un artista ya formado, con sólidos recursos técnicos pero también dramáticos.

El ‘segmento Neumeier’ estuvo integrado por cuatro dúos. El de Romeo y Julieta concretó la esperada actuación de Azul Ardizzone, de diecisiete años, que hace dos se convirtió en la intérprete más joven de esta versión. Con bella línea y contundente expresividad, Ardizzone compuso una Julieta creíble, bien acompañada por Emiliano Torres, excelente en la resolución de los difíciles portés En Simple song, un contrapunto masculino en blanco y negro sobre música de Bernstein (Mass), Torres y Matías Oberlin desarrollaron sendos monólogos, similares en lo coreográfico pero no en las personalidades de ambos estupendos bailarines. Neumeier hizo de la violencia un arte en Preludes, retrato de la pelea de una pareja magníficamente encarnada por Ida-Sofia Stempelmann y Emiliano Torres. Y el cautivante pas de deux final de Sylvia entre la protagonista y Aminta tuvo en Stempelman y Oberlin a los traductores ideales.

Ida-Sofia Stempelmann y Matias Oberlin en "Sylvia" (Foto Carlos Villamayor)

Intercalados en el programa, tres números muy breves pero sabrosos: uno de ellos fue el cimbreante solo con coreografía de Christopher Wheeldon con el cual Paloma Livellara, de 18 años, compitió en el Prix de Lausanne 2024, del cual fue ganadora. Los otros dos: My one and only, fragmento de ¿Who cares? de Balanchine, a cargo de la talentosa Camila Ferrara, y el inoxidable La muerte del cisne, bailado por Bárbara Brigatti. 

Patricio Di Stabile, artífice de esta gala, mostró además su faceta creativa con dos obras: la vibrante Mente, con la participación del brillante Jiva Velázquez, los bailarines invitados, la impactante Andrea Pollini, el Taller del San Martín y la cantante Majo Chicar, y Piezas al piano, con música de Silvina Rouco tocada en vivo por su autora. Y aquí hizo su entrada el benjamín del elenco, Leonel Galeppi, de doce años, quien en breve partirá a París para unirse al alumnado de la impar École de l’Opèra.

Maricel De MItri y Leonel Galeppi (Foto Carlos Villamayor)

Con su habitual distinción y elegancia, Maricel De Mitri encarnó a la maestra en esta última obra, y en ella se vieron reflejados todos los orgullosos maestros y formadores (muchos presentes en la sala) de estas nuevas figuras que inician sus carreras, llevando su talento y trabajo al universo mundial de la danza.

“No saben hace cuánto que esperábamos este aplauso”, afirmó Erni micrófono en mano al finalizar la función, ante la ovación que el CCK colmado les bridó. Seguramente, no será la última.

Patricia Casañas


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