"Solos extr3mos", sinestesia femenina

 Solos extr3mos. Coreografía y música: Billy Cowie. Dibujos y diseños de proyecciones: Silke Mansholt. Diseño de luces: Sebastián Viola. Intérpretes: Luciana Croatto. En el Centro de Experimentación del Teatro Colón, el viernes 27 de septiembre.

Luciana Croatto, "La mujer también en casa", de Solos extr3mos (Foto: Lucía Rivero)

Solos extr3mos es un buen ejemplo de amalgama multidisciplinaria: imagen, música, textos y danza unidos para abordar el ideario femenino, en una obra tripartita cuyos segmentos pueden entenderse como un todo o como partes desconectadas. En cualquier caso, el resultado es magnético por la cantidad de ingredientes disparadores de las más diversas ideas.

La mujer también en casa puede leerse como expresión de la lucha feminista. ‘¿Qué puedo darle al hombre?’ se pregunta la protagonista, enfundada en cuero negro, minifalda y medias red, añorando ‘orquídeas en cajas de cartón’, ‘ama de casa y madre’ que vuelca desenfrenadamente imaginarios víveres en un también imaginario changuito de supermercado. Música y movimiento son parte de un todo indivisible: por momentos, parece que el sonido se desprende del movimiento y otras veces viceversa. Hay mucha ironía hacia el estereotipo femenino contra el cual la protagonista lucha –literalmente- y da pelea, hasta el knock out final.

                                  El segmento central de Solos extr3mos (Foto: Lucía Rivero)

En el medio, De lo alto de altos edificios trae a escena una rica poética bañada por la temática lumínica. La oscuridad del número anterior deja paso a la claridad de los tonos en beige en el vestuario y la iluminación. Estructuradas en párrafos coreográficos que se cierran con apagones, las imágenes remiten al miedo, la desprotección, la vulnerabilidad ante la exposición de los sentimientos, en ámbitos limitados por círculos de luz cenital. 

Amor inquieto (estrenada en estas representaciones porteñas, ya que las otras dos lo fueron en 2020 en Madrid) cierra estos Solos extr3mos, en las antípodas del primer tramo de la obra. Inmerso en un diálogo con las geometrías proyectadas en el fondo, el relato transita los caminos de la sumisión y la lucha, con potentes imágenes como la que evoca la pose crística de la crucifixión. La música del escocés Billy Cowie, bajo la forma de lieder, impregna de espiritualidad y retrospección el momento.

                             La bailarina en "Amor inquieto" (Foto: Lucía Rivero)

Es difícil imaginar esta pieza sin la participación de Luciana Croatto, una rara avis del mundo de la danza, una artista que escapa de cualquier estereotipo y cuya fuerte personalidad transforma en definitiva su versión. No hay límite técnico para la bailarina, de físico impresionante y frágil a la vez, semejante a una fibrosa escultura viviente. La proximidad entre el público y Croatto, posible gracias a la disposición escénica del CETC, permitió disfrutar de la expresividad de su rostro y la ilimitada utilización de su cuerpo como instrumento para traducir tanto los aspectos dramáticos como musicales, que la configuran como una intérprete excepcional.

El trabajo musical de Billy Cowie, intervenido por textos hablados y una gran diversidad sonora, es el otro protagonista de estos solos, que conmueven y admiran.

Patricia Casañas


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