"Mujeres en red", de pasos y pasiones
Mujeres en red. Coreografía: Andrea Chinetti. Música: Pulice-Vicenzo
Cuarteto (Ruth de Vicenzo, acordeón y voz; Ángel Pulice, guitarra y voz; Nacho
Peralta, guitarra; Pablo Covacevich, guitarra solista). Ballet contemporáneo
del Teatro San Martín. Directora: Andrea Chinetti. En el hall Alfredo Alcón del Teatro San Martín (Corrientes
1530, CABA), viernes a domingo
a las 18, hasta el domingo 17 de septiembre. Entrada libre y gratuita.
Hace ocho años Andrea Chinetti creó Mujeres en red, pieza
distinguida con el premio Teatro del Mundo y revivida hoy con frescura por los
integrantes del Ballet Contemporáneo. Es una obra de cámara: siete bailarines
interpretan otros tantos personajes que entretejen mini historias, algunas
desopilantes, en su mayoría atravesadas por el humor. La coreógrafa juega con
el título, aludiendo a las relaciones entre esas vibrantes criaturas y al color
rojo (red en inglés), y traslada ese juego a todo el espíritu de la obra,
donde hay amor pasional, desengaños, complicidades y sorpresas. Percheros,
sillas y un sillón bastan como única escenografía, manipulada por los mismos
bailarines. El interesante aditamento de la música en vivo nos acerca el
perfume de los bailes de antaño, donde todos observaban a todos y a la vez eran
observados por todos. Con voces y gestos espontáneos, Ruth de Vincenzo y Ángel
Pulice abonan ese espíritu y a su vez se pliegan a la jocosidad general.
El resultado es impecable porque los intérpretes responden
admirablemente a la propuesta lúdica de Chinetti, todos con características y
personalidades bien diferentes. A la impresionante máscara expresionista y
físico esculpido de Antonella Zanutto se opone la despreocupada simpatía de
Manuela Suárez Poch, enfundada en su tutú rojo fuego; a la lírica pareja de
Ivana Santaella y Jonás Grassi le sucede un dúo ‘soñado’ y lleno de picardía
protagonizado por Daniela López y Matías Coria. Con expresividad y compromiso,
Rubén Rodríguez completa este puñado de excelentes bailarines de la compañía,
que se divierten a la par de la audiencia.
La proximidad con el público (numeroso y participativo) es
todo un desafío a la concentración de los artistas, sobre todo si se trata de
un espacio que convive con el ruido ambiente, como el hall del San Martín. Desafío
del cual salen indemnes y los espectadores, felices.
Patricia Casañas
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