La gran noche de Bryn Terfel y Carla Filipcic
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dirección Musical: Julian Kuerti. Solistas: Bryn Terfel, bajo-barítono; Carla Filipcic-Holm, soprano. Obras de Richard Wagner, Ludwig van Beethoven, Arrigo Boito; Francesco Cilea; Jerry Block; George Gershwin; Victor Herbert y Claude-Michel Schönberg. Teatro Colón. Función del 11/11/2023
Con una
configuración poco habitual para el Ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica
de Buenos Aires se ofreció este concierto con fragmentos de óperas y de
comedias musicales. La propuesta resultó a todas luces atractiva por presentar
a una de las glorias contemporáneas del canto lírico universal: el
bajo-barítono Bryn Terfel, junto a la soprano argentina de más que interesante
carrera y medios vocales, Carla Filipcic-Holm.
La primera parte,
de casi una hora de duración, fue un monográfico Wagner, tan necesario como
bienvenido por la falta de programación de las obras del compositor alemán en
la sala del Colón. Mientras que en la segunda se presentó un amplio abanico de
composiciones que abarcó desde Beethoven a la comedia musical, pasando por el
verismo y Gershwin. El resultado final –haciendo abstracción de algunas falencias
de la orquesta- fue plenamente satisfactorio.
La noche se abrió
con una potente y sonora Obertura de Los maestros
cantores de Nüremberg, vertida solo en forma razonable. Seguidamente Bryn
Terfel, zapato y martillo en mano, cantó y actuó “Was dufter doch der Flieder”,
de la misma obra y del personaje Hans Sachs. Potencia, belleza vocal,
intencionalidad, estilo, fueron una verdadera fiesta en este fragmento. Casi
sin solución de continuidad y luego de un breve saludo al público acometió “Abendlich
strahlt der Sonne Auge”de El oro del Rin,
donde exhibió su notable autoridad para encarnar a Wotan.
Nuestra compatriota
Carla Filipcic brindó una impecable versión de “Mild und leise” de Tristán e Isolda, mostrando y
demostrando que es una de las pocas sopranos de este rincón del mundo que puede
enfrentarse a los roles wagnerianos con alta calidad y pleno éxito.
Luego de una
rutinaria versión de la cabalgata de las valkirias por la orquesta -
afortunadamente sin las pifias de los bronces de El oro del Rin o del fragmento que
seguiría a éste- se pasó al final de la ópera con la escena de la despedida de
Brünhilde. Aquí Terfel dio una verdadera cátedra de canto wagneriano. Brilló en
todo momento por perfecta intencionalidad, inmaculada dicción y estilo, no solo
por la perfección canora, sino también demostrando un perfecto dominio del
escenario hasta en un concierto.
El maestro Julian
Kuerti realizó en todo momento un trabajo correcto con una orquesta no
habituada a la ópera, que resultó buen soporte al canto a pesar de los defectos
ya mencionados y que, afortunadamente, luego del intervalo no se repitieron.
La segunda parte fue
más variada en cuanto a obras y compositores. Comenzó con una poderosa
interpretación de “Ha! Welch’ ein Augenblick”, de Fidelio de Beethoven. Terfel fue un maligno Pizarro abriendo su
paleta interpretativa con respecto a la primera parte. Sin solución de
continuidad siguió el Diablo en “Son lo Spirito che nega”, de Mefistofele, de Arrigo Boito, en la que
puso en evidencia su óptima dicción italiana, su perfecta articulación y sus
poderosos silbidos. Aquí el público comenzó a aplaudir antes que comenzara la
segunda parte, al concluir el cantante los primeros silbidos. Tras cantar la
segunda estrofa, el delirio fue total y el público lo ovacionó.
Notable el fiato y
los matices de Carla Filpcic-Holm en la breve pero profunda “Io son l’ umile
ancella”, de Adriana Lecouvreur de
Cilea. Una versión personal por el volumen de su voz, que resultó de primera
clase.
El entreacto del Acto
II de El violinista en el tejado de
Jerry Block, vertido en forma muy correcta por la orquesta, fue la antesala del
cambio de estilo y repertorio. Con histrionismo profundo, humor y algún paso de
baile Terfel acometió la popular “If I were a rich man”, del lechero Tevye de
la misma obra.
Ya en Gershwin y
con Porgy and Bess, Filipcic-Holm
sobresalió con su interpretación de “Summertime” y las dos voces se amalgamaron
perfectamente el dúo “Bess, you is my woman now”, cantado en gran estilo.
De la opereta La encantadora, de Victor Herbert, la
soprano ofreció la chispeante “Art is calling for me”, mostrando una veta
diferente y de alta calidad.
Lamentablemente no
convenció Terfel en el fragmento que eligió para cerrar el recital: "Stars", de Los miserables. La abultada percusión,
la sonoridad planteada originalmente para cantantes con micrófonos, y el atronador sonido de
la orquesta, taparon en algún momento al brillante artista galés, a pesar del inmenso
volumen vocal que demostró durante toda la noche.
Como primer bis, Terfel ofreció una canción popular galesa: “Ar Hyd Nos” (a
través de la noche) de gran belleza. Y a dúo “Anything You Can Do - I Can Do
Better” del musical Annie get your gun
de Irving Berlin. en el cual a puro talento se sacaron chispas en ese duelo que
propone ese momento musical. Fue un final brillante que coronó una muy buena
noche de pleno disfrute.
Gustavo
Gabriel Otero
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