"Giselle", morir y renacer

 Giselle. Ballet en dos actos. Coreografía de Gustavo Mollajoli, basada en las originales de Jean Coralli, Jules Perrot y Marius Petipa. Música de Adolphe Adam y Friedrich Burgmüller. Intérpretes: Camila Bocca, Juan Pablo Ledo, Emanuel Abruzzo, Ayelén Sánchez, solistas y cuerpo de baile del Ballet Estable del Teatro Colón. Dirección: Mario Galizzi. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dirección: Javier Logioia Orbe. En el Teatro Colón, el martes 15 de octubre.

Primer acto de Giselle (Foto Arnaldo Colombaroli - Gentileza Teatro Colón)

Cuando Mario Galizzi programó Giselle para esta temporada, no imaginó que sería la despedida de su tercera gestión como director del Ballet Estable del Teatro Colón, la cual comenzó en 2022 también con la misma obra protagonizada por Natalia Osipova. Esto no implica de ningún modo el alejamiento del maestro Galizzi del elenco: a partir del 17 de diciembre próximo la compañía estrenará su versión de La bayadera. Pero cuando al finalizar la primera función de Giselle el director apareció en el escenario junto al equipo de repositores (Leonardo Cuestas, Natalia Saraceno y Vagram Ambartsoumian, todos ex integrantes de la compañía), la calidez de los aplausos de público y bailarines fue una muestra de acompañamiento y reconocimiento por lo que creemos fue una excelente labor directiva.

Galizzi tuvo en la preparación de estas funciones a una colaboradora de lujo: la ex étoile del Ballet de la Ópera de París y hoy directora de su escuela Elisabeth Platel, convocada para supervisar la tarea de solistas y cuerpo de baile. La influencia de la maestra francesa, transmisora de las enseñanzas recibidas de grandes coreógrafos como Pierre Lacotte, se vio en una mayor amalgama del elenco femenino, crucial en el segundo acto, que confiamos será acrecentada con el correr de las funciones. Seguramente será una meta de la futura dirección del Ballet, a cargo de Julio Bocca, profundizar de aquí en adelante este trabajo grupal con maestros y preparadores que pongan el foco en el estudio estilístico y dramático de cada obra.

Camila Bocca y Juan Pablo Ledo, protagonistas de "Giselle" (Foto Arnaldo Colombaroli - Gentileza Teatro Colón)

Pieza clave del ballet romántico, Giselle es una piedra de toque para cualquier bailarina. Las dificultades técnicas y actorales que plantea son conocidas, abonadas por el recuerdo de grandes estrellas que abordaron el papel de la aldeana traicionada. En la función que comentamos, Camila Bocca encarnó a la protagonista con seguridad; fue evidente la cuidadosa labor que la bailarina hizo sobre el personaje, con detalles gestuales inteligentes. Una curiosidad: por quién sabe qué mandato de la moda, el canónico peinado con bandeau parece haberse abandonado en todo el mundo para la protagonista en el primer acto. Albrecht fue interpretado por Juan Pablo Ledo, buen partenaire y maduro actor, además de intachable técnicamente.

Pero quien se llevó las palmas fue Emanuel Abruzzo como Hilarión. Sinceramente enamorado de Giselle, el guardabosque (otrora ‘guardacotos’) lucha hasta el final por separarla del mendaz Albrecht, sin calcular que el descubrimiento de la traición de este último llevará a la joven a la muerte. Una profunda emotividad tiñó cada momento de la actuación de Abruzzo, compenetrado ciento por ciento con el personaje y capaz de cambiar de expresión al instante. Aún en los momentos en que Hilarión queda en segundo plano, el bailarín tuvo una fuerte presencia escénica. El virtuosismo técnico desplegado en el segundo acto no hizo más que confirmar la valía artística de este excelente artista.

Segundo acto de "Giselle" (Foto Arnaldo Colombaroli - Gentileza Teatro Colón)

Eficientes, Jiva Velázquez y Stephanie Kessel bailaron el Pas de paysan del primer acto con gran musicalidad. Ayelén Sánchez compuso una hierática Myrtha; será muy interesante ver a la bailarina en el protagónico que asumirá en la función del 24 de octubre.

La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires se plegó con calidad al desarrollo de la función, excepción hecha de la llamada de los cornos del primer acto y algún sonido crudo de la cuerda. El maestro Logioia Orbe llevó adelante con pulso firme la imperecedera partitura de Adam, gran cultor del leitmotiv, al compás de la cual Giselle muere y revive cada vez que se alza el telón en algún teatro del mundo.

Patricia Casañas

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