Notable concierto-aniversario de la Orquesta del Congreso

Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación. Director: Sebastiano De Filippi. Richard Wagner: Hoja de álbum (Orq. de Clarence Le Massena). Eduardo Alonso-Crespo: Concierto para flauta y orquesta de cuerdas, Op. 15a (Solista: Patricia Da Dalt, flauta travesera). Georges Bizet: Suite no. 1 de “La arlesiana” (Orq. de William Ryden), Suite de “Carmen” (Orq, de Clark McAlister). Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional. Función del 17/11/2025.

 

La flautista Patricia Da Dalt fue la solista en el estreno mundial del Concierto de Alonso-Crespo. Foto: Gentileza Prensa CN

La Orquesta de Cámara del Congreso cumplió 35 años y lo festejó de la mejor manera: haciendo música de alto nivel bajo la dirección de su titular, el maestro Sebastiano De Filippi. Fue empero durante el intervalo del concierto cuando se puso de relieve la circunstancia del aniversario. Entonces tomó la palabra el Director de Cultura del Senado, Daniel Abate, al mismo tiempo que entregó diplomas a cada uno de los músicos acompañado por su par de Diputados, Flavia Alemann. Por su parte, el maestro De Filippi recibió simbólicamente una batuta de su propiedad que perteneció a Héctor Panizza y que el gran director y compositor argentino dedicó a Cirilo Grassi Díaz en 1948, según consta grabado en su fuste. De Filippi dirigió con ella el resto del concierto y -también simbólicamente- el haberla blandido pareció potenciar los frutos de un encuentro musical que había arrancado por todo lo alto.

Daniel Abate y Flavia Alemann entregan el diploma al titular de la Orquesta, maestro Sebastiano De Filippi. Foto: Gentileza Prensa CN

El programa se inició con una rareza: Hoja de álbum de Richard Wagner, una de las piezas con ese nombre que el compositor alemán dedicó a una de sus tantas musas pasajeras, que aquí se oyó orquestada para cuerdas. Si bien comienza como una obra previsiblemente ligera, a medida que se acerca a su núcleo expresivo aparece el ADN wagneriano, con su inflación expresiva basada en las tensiones armónicas que luego se alivian al momento de su resolución.

El estreno absoluto de la velada fue el Concierto para flauta y orquesta de cuerdas de Eduardo Alonso-Crespo, compositor nacido en San Miguel de Tucumán en 1956 y residente en Salta. De amplia trayectoria en Estados Unidos, autor de numerosas obras instrumentales y varias para escena que tuvieron la fortuna de ser grabadas y estrenadas, Alonso-Crespo impresionó aquí con una partitura de una deslumbrante claridad de ideas. La pericia de su escritura, evidenciada en el logrado balance entre la flauta travesera y las cuerdas, encontró además en Patricia Da Dalt una traductora exquisita, como es siempre en su caso. El Allegretto inicial del Concierto insinúa una mixtura entre el folklore argentino y una atmósfera entre neoclásica francesa y pastoralista inglesa. A su vez, su filiación académica se infiere de su estructura en tres movimientos y las infaltables cadenzas. El segundo movimiento rezuma elegancia, con líneas estilizadas que culminan en un desolado acompañamiento orquestal, mientras el final, que abre con la línea solista, vuelve a abrevar en el folklore, con un sutil perfume de malambo. En suma: una obra de estatura clásica y lograda fusión de estilos.

En la segunda parte, mediante sendos arreglos de números escogidos de las suites de “La arlesiana” y “Carmen” de Georges Bizet, la Orquesta del Congreso alcanzó un nivel superlativo, fruto sin duda de un concienzudo trabajo directorial sobre los acentos, las dinámicas y los planos sonoros, indispensables para abordar piezas inspiradas en danzas, aspecto que nunca puede subestimarse. En la obertura de “La Arlesiana”, las cuerdas del Congreso, lideradas por Pablo Pereira, alcanzaron un espesor sinfónico, no solo por volumen sino además por expresividad. Bien acentuados se oyeron el Carillon y ya en “Carmen” la Seguidilla, con grácil fluidez, y el final llamado “Los toreros”, que incluye -con especial lucimiento de las cuerdas graves- los temas principales de la célebre obertura de la ópera, para regocijo de los presentes.

Fue, en suma, una fiesta de la música en el mes previo a coronar otra temporada de excepción de la Orquesta de Cámara del Congreso Nacional, hoy única agrupación estable en su tipo en nuestra ciudad.

Daniel Varacalli Costas

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