"Bailarinas incendiadas": donde hubo fuego, palabras quedan

 Bailarinas incendiadas. Performers: Carla Di Grazia, Milva Leonardi, Luciana Acuña, Agustín Fortuny, Matías Sendón. Coreografía: Carla Di Grazia y Luciana Acuña. Música: Agustín Fortuny. Textos: Mariana Chaud y Alejo Moguillansky Diseño de iluminación: Matías Sendón. Diseño de escenografía y espacio: Mariana Tirantte y  Matías Sendón. Diseño de vestuario: Mariana Tirantte. Dirección: Luciana Acuña. En Arthaus (Bartolomé Mitre 454, CABA), el miércoles 7 de mayo.


Una escena de "Bailarinas incendiadas" (Foto: Wo Portillo del Rayo)

Navegando entre la fiesta electrónica y la performance, Bailarinas incendiadas es un catálogo que recoge las tragedias reales de mujeres que murieron atrapadas en sus trajes consumidos por el fuego por culpa de la iluminación a gas en los teatros del siglo XIX. Desfilan la legendaria Emma Livry (París, 1862), las cuatro hermanas Gale y cinco bailarinas más (Filadelfia, 1861), Clara Webster (Londres, 1844), y algunas otras catástrofes de salas calcinadas. La recorrida llega a nuestros pagos con la leyenda de la Telesita, la joven campesina que bailaba hasta el desmayo cuya vida también fue interrumpida por el fuego; y con la descripción del primer Teatro Colón, ubicado a metros de Arthaus, aunque la sala nunca se incendió.

Además de cierto morbo, el tema es excusa para cuestionar la pertinaz coquetería de las danzarinas, renuentes en usar faldas de tela ignífuga pero deslucida -aunque esa obstinación les costara la vida-, y para espetar a los cuatro vientos críticas sobre la moral de las muchachas: demasiado texto, explicaciones detalladísimas que son un oasis dentro de un sonido ensordecedor, pero que quitan fortaleza a la continuidad de la obra. Música tecno, una frenética compilación de imágenes que mezclan fragmentos de los films “Las zapatillas rojas” de Pressburger y “La pasión de Juana de Arco” de Dreyer con pinturas de Degas, mucho humo, un DJ que además es pianista y baterista, son algunos de los elementos disparados sobre el espectador sentado en el piso, que también es invitado a correrse de un lado a otro, a bailar cual boliche durante el breve intervalo y a atajar a alguna bailarina que ‘aterriza’ demasiado cerca.


La participación del público en la obra (Foto: Wo Portillo del Rayo)

El iluminador Matías Sendón, además de participar como “cisne negro” en la obra, es autor de una lograda coreografía interpretada por dos reflectores sobre la obertura de “La muda de Portici” de Auber, que Livry bailaba cuando sufrió el accidente. Enfundadas en zapatillas deportivas y tutú romántico, Luciana Acuña, Carla Di Grazia y Milva Leonardi ponen el cuerpo a un relato lineal cuya explicitud le resta tensión, y que provoca que la danza y la teatralidad terminen siendo sofocadas por tanta verborragia.

Patricia Casañas

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