Ballet del Colón: En la variedad está la Danza
Programa mixto: Paquita. Coreografía: Luis Ortigoza - Música: Edouard Deldevez, León Minkus y otros autores. Chacona. Coreografía: Goyo Montero - Música: Johann S. Bach. Por vos muero. Coreografía: Nacho Duato – Música española de los siglos XV y XVI. Solistas y cuerpo de baile del Ballet Estable del Teatro Colón. Dirección: Julio Bocca. Músicos en escena: Rafael Marrero, violín; Miguel de Olaso, guitarra. Fernanda Morello, piano. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Director: Ezequiel Silberstein. En el Teatro Colón, el jueves 29 de mayo.
La bondad de las veladas compuestas por varias obras breves se evidencia cuando la elección de las mismas está regida por algún criterio que, por ejemplo, contemple la concordancia o el contraste. Aunque suene a paradoja, en este segundo programa del año del Ballet Estable del Teatro Colón hay elementos de ambas cosas, tanto en el aspecto coreográfico como en el visual y en el musical.
La tríada
presentada requiere un minucioso y parejo trabajo grupal, además de contener
cada ballet una importante cantidad de información a decodificar por el
espectador, lo cual contribuye a sostener su conexión con lo que sucede en
escena. Las tres son además piezas logradísimas, acabadas, ejemplares cada una
en su individualidad. Hasta aquí, las concordancias; por lo demás, desde el
punto de vista estilístico hay un tránsito que comienza con el clasicismo de Paquita,
y se dirige hacia el neoclasicismo con toques claramente contemporáneos
de Chacona para sumergirse de lleno en
este último lenguaje -con matices hispánicos- en Por vos muero.
En la primera
parte, toda la gracia y alegría de España y la pureza del ballet clásico vino
de la mano del Grand pas de Paquita, segmento final del ballet
homónimo estrenado en París en 1846. La versión definitiva que el coreógrafo
Marius Petipa montó en San Petersburgo en 1882 prevé una brillante entrée del cuerpo de baile femenino que
hace las veces de pórtico de canónico pas
de deux, además de variaciones para las solistas para las que agregó música
de Delibes, Pugni y Cherepnin a la original de Deldevez y Minkus. El argentino Luis
Ortigoza, ex bailarín y director del Ballet de Santiago de Chile y hoy
integrante del equipo directivo del Ballet del Colón, hizo su versión en 2010
respetando la concepción de Petipa salvo la polonesa y mazurka inicial del
segmento, convertida por Ortigoza en una escena de destaque para dieciséis
bailarines masculinos. No ocurrió tal destaque en la función que comentamos: bailar
rápido no es bailar mejor, y los notorios desajustes en las filas hacen desear
una mayor concentración en el pulimento técnico de estos jóvenes elementos,
muchos de ellos ingresados hace pocos meses a la compañía.
Luego de un comienzo
no muy convincente, Ayelén Sánchez logró un muy buen nivel en la variación de
la protagonista y en los fouetées de la
coda, mientras que su partenaire Facundo
Luqui tuvo un desempeño correcto. Del sexteto de solistas destacamos la
precisión y delicadeza de Milagros Niveyro en la variación con acompañamiento
de celesta, y la impactante calidad de los grand
jetés de Victoria Wolf. En esta ocasión, la Orquesta Filarmónica de Buenos
Aires no estuvo a la altura de la circunstancias, con tempi acelerados y vacilante afinación en el sector de los metales.
Excelente carta de presentación del español Goyo Montero fue el estreno en el Teatro Colón de Chacona, sobre la pieza homónima de la Partita para violín Nº 2 de Bach, fragmento de una obra mayor llamada Vasos comunicantes que el coreógrafo creara en 2003. Montero se vale de logrados juegos lumínicos como aliados de una obra absolutamente musical desde lo coreográfico, con una dinámica que no da respiro entre impensados deslizamientos y movimientos en canon que desafían la percepción visual. Los haces de luces rompen la oscuridad del escenario, marcan caminos, trazan geometrías, definen espacios y exclusiones y presentan a cada uno de los tres músicos en escena, que prestan las tan distintas voces de sus instrumentos a la partitura original de Bach. Las ocho parejas de bailarines pusieron compromiso y entrega, logrando un resultado de alto nivel, como también los solistas de lujo: Rafael Marrero en violín, Miguel de Olaso en guitarra y Fernanda Morello en piano.
Estrenado en 1996 por la Compañía Nacional de Danza de España, que lo trajo a Buenos Aires en 2009, Por vos muero tuvo su estreno por el Ballet del Colón en 2016 y fue repuesto al año siguiente. Mucha agua pasó bajo el puente desde ese entonces, y su inclusión en este programa es bienvenida tanto por la renovación de bailarines en la compañía como del público a través del tiempo transcurrido. Se trata de una magnífica obra concebida por el español Nacho Duato en 1996 sobre el Soneto V de Garcilaso de la Vega, de cuyo verso final tomó su título, y que utiliza además música española del Siglo de Oro en las espléndidas grabaciones de Jordi Savall. La danza se intercala con fragmentos del soneto recitados (también en grabación, entre otros textos) por Miguel Bosé, para ilustrar escenas cortesanas, pueblerinas, ora alegres, ora melancólicas, algunas atravesadas por rituales religiosos, a la manera de homenaje a esa época tan lejana en el tiempo, pero a la vez tan asequible para el hombre actual. Dentro del excelente grupo de bailarines se lucieron Jiva Velázquez y Facundo Luqui en el pícaro dúo que trata de conquistar a la renuente Ayelén Sánchez, y el trío bailado con frescura y espontaneidad por Sánchez, Sofía di Nubila y Selena Briso.
El aroma de los incensarios usados en la obra flotaba aún en la sala cuando cayó el telón sobre este brillante recorrido por la esencia de la danza.
Patricia Casañas
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