Jessica Pratt: virtuosismo a flor de piel
Jessica Pratt, soprano. Kamal Khan, piano. Obras de Richard Strauss, Frédéric Chopin; Vincenzo Bellini, Eva dell’Acqua, Alfred Bachelet, Jacques Offenbach, Ned Rorem y Leonard Bernstein. Ciclo Grandes Intérpretes. Teatro Colón. Función del 7/9/2025.
La soprano australiana, nacida en Inglaterra,
Jessica Pratt se adelantó a su anunciado debut en la Argentina, con Elvira de I Puritani, programado para el próximo
sábado 13 de septiembre, con esta fecha agregada al ciclo “Grandes Intérpretes”
del Teatro Colón. Se trató de un recital planeado para conocer un abanico de su
repertorio, en el cual demostró plenamente su valía como artista de nivel y
carrera internacional.
Lamentablemente la sala presentó muchos lugares
vacíos, algo que en principio parece incomprensible para una institución que
presume de nivel internacional y por lo tanto presenta en su escenario grandes
intérpretes, como señala el nombre del ciclo. Será el nivel de precios de las
localidades, excesivo para los menguados bolsillos locales a pesar de las
diversas promociones, será falta de una correcta política de comunicación o de prensa
del Teatro, será que el público porteño no está al corriente de lo que sucede
en el mundo de la ópera y ya no conocen los grandes nombres de la actualidad o
simplemente que los melómanos locales quedaron anclados en un pasado que añoran
y del cual se niegan a salir. No hay una respuesta clara y quizás sea una suma
de alguna o de todas estas variables. Con todo, el delirio del público con sus
aplausos ante una intérprete de fuste resultó tan atronador como si la sala hubiese
estado totalmente completa.
Con exquisita línea de canto Jessica Pratt,
acompañada con maestría por Kamal Khan en el piano, inició el recital con tres
obras de Richard Strauss: Breit’ über
mein Haupt dein schwarzes Haar, Op. 19 nº 2, Ich schwebe, Op. 48 n.º 2 y Befreit,
Op. 39 n.º 4. La pirotécnica aria de Zerbinetta “Großmächtige Prinzessin” de Ariadna en Naxos resultó en la voz de
Pratt un momento de alto voltaje.
En manos de Kamal Kahn la Barcarola en Fa sostenido mayor, Op. 60 de Frédéric Chopin resultó un momento para el descanso y cambio de vestuario de la soprano, así como un magnífico puente entre el bloque alemán del programa y el bel canto del segmento italiano.
Dando a probar lo que seguramente será su Elvira belliniana en pocos días, Pratt acometió con dulzura dos canciones del maestro de Catania: La ricordanza y Malinconia, ninfa gentile. Con extraordinaria gradación de los claroscuros, de sus filados, de sus pianísimos y coloraturas, la soprano cerró la primera parte con la escena final de La sonnambula de Bellini (“Oh! se una volta sola rivederlo io potessi”; “Ah, non credea mirarti” y “Ah! non giunge”).
Con Villanelle
de Eva dell’Acqua y Chère nuit de Alfred
Bachelet se inició la segunda parte del recital -cambio de vestuario mediante- y
se dio paso a los fragmentos en francés. A la perfecta digitación del maestro
Kamal Khan en el piano se le sumó un razonable francés de la soprano
australiana, con sentidas interpretaciones y virtuosismo a flor de piel.
Cerró el recital “Glitter and be gay” de Candide de Leonard Bernstein. Aquí,
cambio de vestuario a la vista del público mediante, con un golpe de teatro fantástico,
Pratt se lució por su compenetración, agudos y sobreagudos
brillantes.
Cuatro obras fueren añadidas fuera de programa: en
primer lugar la cavatina “Ah Tardai Troppo” de la ópera Linda di Chamounix de Gaetano Donizetti, vertida con
espectacularidad y que nos hace reflexionar sobre las décadas que hace que esta
obra, así como La sonnambula que
cerró la primera parte, faltan en la cartelera del teatro
la calle Libertad.
Las siguientes dos obras fuera de programa fueron
dos homenajes a la Argentina y a Buenos Aires, pero como lo explicó Kamal Khan,
no con el clásico tango porteño interpretado por un extranjero sino con dos
obras que tienen que ver de alguna manera con nuestro país: el Tango de Isaac Albéniz, interpretado por
el pianista, y “Deh torna mio ben” de las Variaciones
de Heinrich Proch como homenaje a la primera dama y soprano Regina Pacini de
Alvear.
El final de la tarde resultó a todas luces
espectacular: en lugar de alguna pieza liviana la soprano acometió la “Casta
Diva” de Norma de Bellini en la
versión en su tonalidad más aguda. Como todo el recital, fue una fiesta de virtuosismo
vocal.
Gustavo Gabriel Otero
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