De Rusia con pasión
Onegin. Ballet en tres actos. Coreografía: John Cranko. Música: Piotr Ilich Chaikovski. Arreglos musicales y orquestación: Kurt-Heinz Stolze. Reposición coreográfica: Agneta y Victor Valcu. Supervisión: Reid Anderson-Gräfe. Diseño de escenografía: Pier Luigi Samaritani. Diseño de Vestuario: Roberta Guidi De Bagno. Diseño de iluminación: Rubén Conde. Bailarín invitado: Ciro Mansilla (Ballet de Stuttgart). Ballet Estable del Teatro Colón. Dirección: Julio Bocca. Orquesta Estable del Teatro Colón. Dirección: Ermanno Florio. En el Teatro Colón, el viernes 3 de octubre. Próximas funciones: martes 7, miércoles 8, jueves 9, viernes 10, sábado 11 y martes 14 de octubre a las 20; domingos 5 y 12 de octubre a las 17.
Siempre es bienvenido el reencuentro con Onegin, en tanto permite disfrutar una vez más de una obra perfecta desde lo coreográfico y desde lo dramático.
No fue tarea fácil para el coreógrafo John Cranko traducir en pasos la novela en verso que el poeta ruso escribió entre 1822 y 1830, impregnada de un rebuscado romanticismo. Sin acudir a la música de la ópera que Chaikovski había estrenado en Moscú en 1879 sobre el mismo tema, pero utilizando otras partituras del compositor que resultaron ideales, Cranko dio forma a una pieza magistral que desde hace más de sesenta años cautiva a públicos de todo el mundo y constituye un desafío para sus intérpretes.
En el Teatro Colón, Onegin (trasliteración del original alemán, que no permite la correcta pronunciación en español del original Evgueni Onieguin de Pushkin) se vio por primera vez en 1979 por el Ballet de Stuttgart, con Marcia Haydée y Richard Cragun, y en otras funciones Lucia Montagnon y Reid Anderson (hoy, supervisor coreográfico de esta puesta). Desde 1994 la obra está en el repertorio del Ballet Estable, y los argentinos Silvia Bazilis, Karina Olmedo, Adriana Alventosa, Maricel De Mitri, Raúl Candal, Maximiliano Guerra, Alejandro Parente, Jorge Amarante, Federico Fernández y Juan Pablo Ledo, entre otras figuras locales, se han metido en la piel de la pareja protagónica en distintas temporadas.
La apertura de la serie de funciones que se están desarrollando en esta temporada del Ballet Estable del Teatro Colón –celebratoria de su centenario- contó con la actuación del argentino Ciro Mansilla como el antihéroe pushkiniano. El bailarín es actualmente solista del Ballet de Stuttgart, donde también revistan los argentinos Daiana Ruiz (primera bailarina) y Joaquín Gaubeca (cuerpo de baile). Mansilla fue creciendo en el personaje sobre todo a partir del segundo acto, que culmina con la escena del duelo entre Lenski y Onegin y el derrumbe de la personalidad altanera de este último. El hastío y la desesperación del acto de cierre fueron muy bien plasmados por Mansilla, quien además se mostró solvente desde el punto de vista técnico.
El rol de Tatiana es rico en matices y está marcado por su evolución desde la joven sensible, apasionada y no correspondida en su amor hacia Onegin, hasta la madurez como mujer casada que no cede ante los tardíos requerimientos del protagonista. Como Mansilla, Ayelén Sánchez también afianzó su interpretación desde la escena del cumpleaños de Tatiana, trabajando matices, gestos y miradas de tal manera que su actuación resultó excelente. Ambos artistas resolvieron exitosamente las complicaciones de la coreografía de Cranko, logrando un feeling ideal, impactantes lifts y comunicación escénica.
El cuarteto de la historia se complementa con Olga, la hermana de Tatiana, y Lenski, el poeta amigo del protagonista. Stephanie Kessel asumió a la joven con frescura, y Facundo Luqui fue expresivo y vehemente.
Fue un gran placer reencontrar a Maricel De Mitri como la simpática nodriza, luego de que la bailarina brillara altri tempi como Tatiana y como Olga. Toda la deliciosa galería de personajes comprimarios creada por Cranko fue magníficamente interpretada por los bailarines de la compañía, de espectacular desempeño en las danzas grupales del primer acto.
Guiada sin sutilezas por el italiano Ermanno Florio, desaprovechando las posibilidades expresivas que ofrece la rica música de Chaikovski en los arreglos de Kurt-Heinz Stolze, la Orquesta Estable acompañó la velada, destacándose el conmovedor solo de viola de Adrián Felizia en la variación de Lenski (Octubre, del ciclo Las estaciones).
Restan ocho funciones de Onegin, dos de las cuales serán protagonizadas por Marianela Nuñez (Royal Ballet de Londres) y Jakob Feyferlik (Ballet Estatal de Viena). Una gran oportunidad para disfrutar esta obra clave del drama coreográfico del siglo XX.
Patricia Casañas
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